
La semana pasada, tuvimos la oportunidad de visitar, a pesar de la lluvia, varias localidades del Chaco, gracias a la hospitalidad de unidades militares allí presentes.
Innumerables confesiones, charlas de preparación a la Semana Santa y otros temas, bendiciones, etc.
Así mismo pudimos acercarnos a visitar familiares y vecinos enfermos.
También a los niños internados en Colegios como el Nuestra Señora de la Paz y Nuestra Señora Medianera de todas las gracias, más conocida como Escuela Pa'i Puku.
Agradecemos a todos por la acogida fraternal que nos brindaron y esperamos poder volver en un futuro próximo y juntos dar gracias a Dios y alegrarnos de cómo el Señor nos ayuda a cada momento.
También hubo situaciones complicadas... pero merecía la pena...
Muchos enfermos pasan muchos meses sin que nadie les pueda visitar.
Un caso providencial:
El último día, jueves 4 de abril, era un día especial: por intercesión de San Francisco de Fátima, se estaba haciendo en todo el mundo una cadena de oraciones por el cumplimiento de las promesas de Nuestra Señora en Fátima...
Nosotros de viaje, con los horarios atrasados por haber quedado varados en Filadelfia, no habíamos pensado ni en dónde almorzar, cuando de repente, se detiene una furgoneta al costado de la nuestra y aparece Dña. Teresa, a la que no conocíamos, pero ella sí a los heraldos.
En fin, es una larga historia, pero al final ella nos pidió visitar su casa (ella no sabía que estaba con nosotros la Virgen de Fátima) para rezar el santo rosario, bendecir y consagrar la casa y un hermoso Jardín de María. Como decía su papá, allí presente: "no hay casualidades, sino causalidades". Además, haciendo gala de cristiana hospitalidad, nos invitaron a unos ricos espaguetis.
Nosotros de viaje, con los horarios atrasados por haber quedado varados en Filadelfia, no habíamos pensado ni en dónde almorzar, cuando de repente, se detiene una furgoneta al costado de la nuestra y aparece Dña. Teresa, a la que no conocíamos, pero ella sí a los heraldos.
En fin, es una larga historia, pero al final ella nos pidió visitar su casa (ella no sabía que estaba con nosotros la Virgen de Fátima) para rezar el santo rosario, bendecir y consagrar la casa y un hermoso Jardín de María. Como decía su papá, allí presente: "no hay casualidades, sino causalidades". Además, haciendo gala de cristiana hospitalidad, nos invitaron a unos ricos espaguetis.
¡Que el Señor y la Santísima Virgen les bendigan siempre!