Gran entusiasmo y devoción en la abarrotada Catedral Castrense de Asunción para celebrar el aniversario de la más impresionante manifestación sobrenatural del siglo XX: La última de las apariciones de Nuestra Señora del Rosario a los tres pastorcitos de Fátima, donde ocurrió el famoso milagro del sol, contemplado por más de 70.000 personas hasta 40 kilómetros a la redonda.
Con la solemnidad y devoción propias a las ceremonias de los heraldos, se abrieron las puertas del templo asunceño, al son de trompetas que anunciaban la entrada de los sacerdotes celebrantes, presididos por el P. Rafael Ibarguren, EP.
En este día, seis niñas recibieron su Primera Comunión junto a la Madre de Dios.
El pueblo aclamó a la Madre de Dios con entusiasmo y, luego, renovamos nuestra Consagración a su Inmaculado Corazón, para reparar los pecados del mundo y pedir la Paz.
El P. Rafael coronó, en nombre de todos, a la Imagen Peregrina.
Un numeroso grupo de familias hizo su Consagración solemne a Nuestro Señor Jesucristo por medio de María.
Para ello, se estuvieron preparando durante varios meses según el método enseñado por San Luis Grignion de Montfort en su Tratado de la Verdadera Devoción.
La música del Coro y Banda de los jóvenes heraldos, junto al armonioso ceremonial, ayudaron a elevar nuestras almas para vivir en verdad el misterio admirable de la Eucaristía.
Que la Virgen Santísima guíe sus vidas y las ilumine gracias a la renovación de la Fe que recibieron en su bautismo.
Todos los que participamos nos llevamos el corazón lleno de fervor para seguir adelante con mayor confianza en el camino del Santo Evangelio.
Si este día 13 fue así...
¿Ya pensaron la fiesta que haremos, si hasta allí llegamos, cuando se cumplan las proféticas palabras de la Virgen en su terrible y grandioso mensaje:
POR FIN MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ?