¿Hasta dónde llega la Misericordia de Dios? ¿Será que tiene límites, será que hay alguien tan ruin que no la merezca? ¡No! El único límite que puede tener es el que nosotros mismos levantemos llevados por nuestra soberbia. El único pecador que no la recibe es aquel que la rechaza, negándole la entrada en su alma, empedernida como la más dura de las piedras. Esto es lo que nos quedó vivamente marcado en el alma después de asistir a los teatros de este magnífico día de Curso.
Esta vez no nos tocó en primera fila, pero atendimos igual.
¡Vaya policias que le tocaron al pobre hombre! ¡Qué diferencia con aquel buen monje!
Historia real sobre cómo el demonio quiere llevarnos a la desesperación y la falta de confianza en la misericordia de Dios y de la Santísima Virgen.
Gracias a su ángel de la guarda aquel desdichado se salvó.
En el intervalo, a camino de la suculenta merienda, atravesamos los estacionamientos del Thabor.
¡¡¡Riquísimo todo!!!
El último teatro sobre el respeto humano: dos grupos de cadetes... ¿qué pasó? A la vueltan nos preguntan, por favor.
Los recuerdos del Curso: Una linda imagen de Nuestra Señora.
Por la noche fue la cena de despedida donde nos juntamos todos los Paraguayos en Sao Paulo: estábamos ¡73! Lo que quiere decir que éramos la delegación más grande que estaba del exterior de Brasil.
Fue una superlasaña... para unas 800 personas en total... imaginen lo que trabajaron los cocineros.
Más tarde celebramos el cumpleaños del Sr. Marcelo Rojas que ganó un cuadro con una foto de Monseñor Juan cuando tenía 18 años y estaba haciendo el servicio militar.