La Santa Misa y el almuerzo nos llenó de ánimo y energía para las demás actividades: juegos, talleres y teatros.
Los personajes, ataviados con los trajes de su respectiva época, fueron interpretando piezas propias al ingenio del momento histórico...
... pero después de haber escuchado esas bellas melodías y apreciado armonías que elevaban nuestra alma hacia el cielo, nos chocamos con un personaje de extraña mentalidad que expresaba el malestar de su alma desordenada a través de cacofonías y estridencias que algunos osan titular de "música".
Nuestro Señor Sacramentado nos esperaba para la bendición y la despedida hasta un nuevo día de formación y alegría.