“¡Nunca
había pensado contemplar la Basílica de Nuestra Señora del
Rosario, desde esta perspectiva!”
Por otro lado, los que de lejos presenciaban el espectáculo
pensaban: “¡se va a caer!” De hecho, no podían creer estar viendo a heraldos
descender por medio de cuerdas como sustentadas por las manos de la
imagen de Nuestra Señora de Fátima, de casi tres metros de tamaño,
la cual corona el frontispicio del bello templo.
¿Quiénes
son estos que ahora intentan elevar, no sólo su alma a Dios, sino
también sus cuerpos, al frecuentando la Iglesia? Son los heraldos
que cuidan de la manutención de la mencionada basílica,
incumbencia que exige no poco coraje. Son responsables, por ejemplo,
de cambiar las lámparas, algunas de las cuales se encuentran a más de 55 metros de altura, en el punto más alto de la torre,
donde el viento es fresco, pero los parapetos, los corremanos, o algo
parecido, son totalmente inexistentes…
A
pesar de todo, esta tarea no es improvisada. Se trata de personas
formadas seria y metódicamente, en clases de rappel,
las cuales exigen mucha concentración, pues cualquier fallo puede ser
fatal… O curso de rappel
fue
progresivo: primero una etapa teórica, después otra
teórico-práctica y, por último, solamente práctica. Gracias a
Dios, hace parte del carisma de los Heraldos del Evangelio buscar la
perfección en todo, así y con el auxilio de Nuestra Señora, este
servicio es desempeñado de forma excelente.
Sin
duda “la
primera vez siempre da un miedo…”
– afirmaba un heraldo experto en este “arte” de subir y bajar
por las paredes. “Lo
más difícil es salir por la pequeña puerta de la torre y subir
aquella vertiginosa escalera”.
Mas, el coraje, cuando está bien dirigido, tiene sus recompensas: son
poquísimas las personas que tienen la posibilidad de admirar tan
bellos panoramas, desde de esas alturas.
Un
detalle peculiar que no puede ser olvidado: Además del rappel,
muchos de estos heraldos estudian Teología y, por cierto... ¡que
óptimos lugares para pensar en Dios! ¿No es verdad? Por lo
menos, ya “restaron algunos metros” a la distancia que nos
separa del Cielo… La verdad es que, lejos o cerca de ese cielo
material, Dios está siempre cerca de las almas que se encuentran en
su Gracia.
Sin embargo, no deja de ser un privilegio maravilloso contemplar las maravillas naturales creadas por Dios que abundan en esta Sierra de la Cantareira, especialmente cuando está adornada por espléndidos edificios de arquitectura gótica: uno de los más antiguos, bellos y admirados estilos de construcción de iglesias, a lo largo de la Historia del Cristianismo.
Sin embargo, no deja de ser un privilegio maravilloso contemplar las maravillas naturales creadas por Dios que abundan en esta Sierra de la Cantareira, especialmente cuando está adornada por espléndidos edificios de arquitectura gótica: uno de los más antiguos, bellos y admirados estilos de construcción de iglesias, a lo largo de la Historia del Cristianismo.
Texto:
Marcus Vinícius /Fotos:
Thiago Tamura Nogueira