Después de recorrer muchas cuidades de Brasil...
volvimos a la casa Saõ Pedro, en Mairipora (SP).
Al final del día, participamos siempre del canto de las Completas de la Liturgia de las horas, sublime oración que termina siempre con un canto a la Santísima Virgen.

Por la mañana participamos de la santa misa y otras oraciones ante el Santísimo Sacramento, junto a jóvenes de otros países.
En está casa se hospedan heraldos que están de paso en Sao Paulo y en ella se escuchan muchos idiomas diferentes.
Durante las comidas se aprovecha para intercambiar experiencias de apostolado en otras latitudes y culturas. Sirven de enriquecimiento cultural para los más jóvenes.
El P. Jorge Antonini es el encargado de esta casa y un gran embajador del Paraguay de donde también fue encargado muchos años. En la foto superior, festejando el cumpleaños del P. Ismael Fuentealba.
Palabras del P. Jorge Antonini a quien agradecemos tantas muestras de desvelo y apoyo a los paraguayos durante todo nuestro viaje por Brasil.
Fotos artísticas de los jardines de la casa.
Siempre el ceremonial característico de las Casas de los heraldos en el mundo entero.
Las idas al Thabor por la tarde.
El día 2 de febrero festejamos a Nuestra Señora de la Candelaría, conocida también como Nuestra Señora del Buen Suceso. Su bella imagen, de tamaño natural, fue expuesta en la Basílica.
Visitamos también el nuevo edificio, monumental obra de arte que está en su última fase de decoración que nos explicó con detalle uno de los heraldos responsables.
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No podían faltar actividades deportivas y de aventura: Excursión en kayaks...
Todos estaban muy contentos y dispuestos en equipos para alcanzar la meta propuesta por el P. Jorge: llegar hasta el otro lado del lago y subir, a través de la mata atlántica... ¡hasta Lumen Prophetae! Y luego volver...
Un lugar realmente espectacular para aventuras. El día nos sonrío.
Un ambiente de gran alegría donde aprendimos mucho a ayudarnos unos a otros.
Ya volviendo para la misa... Sí, porque después de todo el objetivo era llegar a tiempo para la Santa Misa... ¡Y lo conseguimos!
Al llegar, todo se deja en su lugar y mejor ordenado de lo que estaba.
Muchas saudades nos han dejado estos días, que agradecemos de todo corazón a Nuestra Señora de las Gracias que preside este pequeño paraíso de convivio entusiasmado y lleno de fe.
¡Salve María!